(DANIEL BORES, 0/02/2016) | No pudo ser. Teníamos hambre de dulce, pero nos quedamos con la miel en los labios. Esta es la grandeza del deporte: su carácter impredecible. Es lo que le diferencia de las ciencias exactas.

Los entrenamientos se programan y se cumplen, las lesiones respetan al jugador, el equipo está unido y concienciado, tenemos a los mejores jugadores... pero perdemos por goleada. Sin excusas. Ganó Alemania, que jugó bastante mejor. Chin-Pun.

En las entrevistas posteriores al partido, los Hispanos fueron claros. Mostraron su decepción y su tristeza, pese a la plata que colgaba sobre su pecho. ¿Qué otra cosa podían hacer, si habían perdido el torneo hacía escasos minutos?

Pasan las horas y entonces viene la encrucijada. La posibilidad de elegir entre dos caminos. No solo ellos; también tú, lector Después del fracaso, sea cual sea, sigues siendo libre.

Puedes quedarte con la miel en los labios, tumbado en tu cama con las persianas bajadas, lamentando cada una de los errores que te hicieron perder tu partido.

O puedes sacarle la lengua al pasado y, ya que la tienes fuera, lamerte los labios.

Autor: Daniel Bores García | Daniel Bores García (1987), natural de Valladolid, es Doctor en Educación, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Diplomado en Magisterio de Educación Física. Tiene un Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria, el Título Profesional de Música y es Experto en Musicoterapia. Es profesor de instituto y profesor asociado en la Universidad Rey Juan Carlos. [Leer más...]

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