RAZONES PARA CONTARLO
En mi huerto tengo dos arbolillos
(BENI MORENO, 24/06/2011) Tengo dos arbolillos en el huerto que Dios me ha dado para cuidar. Uno lo planté hace seis años y el otro casi nueve ya. Recuerdo perfectamente el día en que lo hice. Eran tan diferentes…….. pero ambos prometían dar buen fruto. Al menos así lo quise creer. No había hecho ningún curso de horticultura, pero algo de intuición sí tengo y con algunos consejos de buenos amigos y el empeño en aquel proyecto más el deseo de aprender, no me parecieron mala combinación para empezar a cultivar aquel huerto.
Después de estos años tengo que reconocer que no ha sido fácil. Ha habido momentos en que corrían peligro porque no he sabido utilizar el abono adecuado. Y a veces me empeñaba en regar y regar y los saturaba de tanto regarlos. También hubo momentos de sequía, pensé que tenían suficiente con la lluvia que caía y el sol que les daba. Pero ellos mismos se encargaron de mostrarme, a veces marchitos, que me equivocaba.
Estos dos arbolillos me están enseñando tantas cosas en estos años de mi vida, que ha merecido la pena plantarlos. La labor de agrícola es agotadora, no tiene horario, de sol a sol, e incluso por las noches uno tiene que echar un vistazo y cubrir la cosecha no sea que la tormenta se la lleve.
Te dan disgustos a veces. Tantos ratos invertidos, para que luego un buen año no den fruto. Pero el que ama el campo no se rinde. Sabe que la tierra siempre da otra oportunidad y que el cielo no se duerme, aunque mande tormentas que nos produzcan dolor.
Ahora mi huerto parece rebosar cierta alegría. Se nota que ya tienen unos añitos. La hierba no los confunde y agradecen las flores alrededor. Ya no soy la única en cuidarlos; hay quien se ha ofrecido a hacerlo, porque también quieren disfrutar de ellos. Y se lo agradezco tanto que compartan conmigo esa tarea que tantas horas me lleva si quiero que estén bien. De vez en cuando les veo alguna florecilla al llegar la primavera, y sus frutos ya los hemos probado. A veces ansiosos de ellos, los hemos recogido demasiado pronto y han resultado algo ácidos. Pero ya vamos aprendiendo a recoger en su tiempo la fruta que dan. Alegran mi vista y mi alma porque sé que son un reflejo del amor.
Hasta aquí ha merecido la pena. Y ahora no me voy a rendir. Voy a seguir cuidando cada día de mi huerto, para que esos dos arbolillos sigan creciendo, que su calidad de vida sea lo mejor posible, sus frutos la envida del barrio, y consciente de que el cielo tiene potestad sobre ellos porque es el mismo Dios el que me los ha prestado.
Esos dos arbolillos son mis hijos y tengo razones para contarlo…
Autora: Beni Moreno Cárdenas
© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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