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Cartas del diablo a su sobrino, de C.S. Lewis
(ABIGAIL FERNÁNDEZ AGUIRRE, 13/05/2011) Es inevitable que en un espacio como éste, donde se me brinda la oportunidad de escribir sobre temas de literatura y cristianismo, aproveche para reseñar la obra de un autor como C.S. Lewis, aunque para muchos lectores quizá suene como una opción demasiado obvia. Creo, sin embargo, que hay trabajos literarios cuyo mensaje y valor son atemporales, y por ello no está de más recomendar de nuevo a un escritor que supo entrelazar hábilmente los valores bíblicos con la ficción realista, la fluidez narrativa y el humor sarcástico.
Cartas del diablo a su sobrino es una novela epistolar en la que C.S. Lewis refleja diversas situaciones de la vida de un joven cristiano desde el momento de su conversión, tomando una perspectiva cuanto menos curiosa: la correspondencia que un demonio anciano, Escrutopo, le envía a su sobrino Orugario, encargado de pervertir el alma del creyente y llevarlo a su perdición.
Las cartas de Escrutopo son consejos, directrices y advertencias de un demonio ya retirado que intenta instruir a un demonio joven sobre cómo llevar a cabo su misión. A través de su contenido Lewis no sólo conduce el argumento de la novela, que es en esencia la vida del joven cristiano, sino que también aborda temas fundamentales de la vida cristiana como la gracia, la salvación, la oración y la fe, y su importancia en el día a día del creyente. Lewis también hace una fuerte crítica a la falta de sabiduría y a los comportamientos a los que lleva la naturaleza humana, contrastando esta actitud con la santidad que produce el conocimiento de la Verdad revelada en Cristo.
El voraz traganovelas que sólo que se acerque a este libro buscando una historia entretenida sobre la lucha entre buenos y malos probablemente quede tan desconcertado como el intelectual que sólo busque una disertación filosófica sobre la moral, y es que ambas expectativas son correctas a su modo. Cartas del diablo a su sobrino no es un manual de conducta, sino una historia con argumento y protagonistas como cualquier novela que se precie, pero eso no es todo. Incluso el lector más superficial se verá obligado, a través de su lectura, a reflexionar y hacerse preguntas sobre sí mismo, sobre su forma de reaccionar ante las situaciones tan reales que se describen en las cartas de Escrutopo. Y es que, aunque paradójicamente el mensaje sea dado a través de un demonio cuyos objetivos son del todo opuestos a los del autor, la idea que Lewis transmite es muy clara.
Sin embargo, al mismo tiempo que analiza las preguntas y reflexiones del libro, tan actuales hoy como lo fueron en su época, el lector se encontrará riendo con el ingenioso sentido del humor de Lewis, que consigue hábilmente relatar la misión de un demonio de destruir un alma de una forma amena y muy divertida. Además de la ironía con que adorna sus ya mencionadas críticas, Lewis recurre en muchas ocasiones a la caricatura de los seres infernales, siendo especialmente hilarantes los reproches de Escrutopo a su sobrino Orugario.
De modo que ésta no es una novela que se pueda leer desde un único punto de vista: el lector que desea entretenimiento debe estar preparado para aprender y el intelectual tiene que estar dispuesto a divertirse. Es el buen equilibrio entre estos dos aspectos el que hace de Cartas del diablo a su sobrino una obra que todos, y sobre todo los creyentes, deberían leer, analizar y disfrutar.
Autor: Abigail Fernández Aguirre
© 2011. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA como fuente.
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