OPINIÓN / RUBÉN SARAVIA CONTRERAS
La necesidad de reforma en el pentecostalismo actual
"Se fue formando una cultura pentecostal que tiene sus propias tradiciones, formas de ser, sentir y expresarse, las cuales el pueblo pentecostal tiende a perpetuar con poca autocrítica, especialmente, las generaciones mayores..."
Foto de Geron Dison en Unsplash
(RUBÉN SARAVIA, 17/08/2023) En general los latinoamericanos nos sentimos bastante identificados con el pentecostalismo, y que me perdonen los hermanos latinos de otras confesiones evangélicas, pero estoy hablando en términos generales.
Resulta claro que esta identificación no tiene la misma fuerza en el hemisferio norte. Quizás porque a comienzos del siglo XX, época en que estalla el mover pentecostal en el mundo, los efectos de la Revolución Industrial se hacían sentir en forma muy débil en nuestros países latinoamericanos, lo que favoreció que estos pueblos se mantuvieran más apegados a formas de pensar autóctonas y lejanas al modernismo europeo y anglosajón. Por su parte, las iglesias evangélicas de aquella época, con una mayor tradición, estaban más relacionadas con la mentalidad anglosajona y moderna, la cual, no lograba conectar bien con las raíces culturales de Iberoamérica, ni menos, interpretar la idiosincrasia mestiza o "ethos" [1] culturales de los pueblos sudamericanos.
En el caso de Chile, se da la particularidad, de que un inmigrante español, después de hacerse parte de la Iglesia Metodista Episcopal, comenzó a predicar en las calles, logrando tal impacto, que a los evangélicos se nos comenzó a motejar de canutos. Su nombre era Juan Bautista Canut de Bon Gil (1846-1896), él sí podía darse a entender con facilidad, y entendía la cultura de nuestro pueblo sin la superioridad modernista. Fue usado por Dios para impactar ciudades y villorrios con el mensaje del evangelio, cruzando los muros que dificultaban que el pueblo chileno conociera este glorioso mensaje.
Al hermano Canut, además de favorecerle el idioma y cultura latina, le ayudó una óptima versión de la Biblia en idioma español, [2] también su testimonio de haber sido hermano lego[3] de la Compañía de Jesús y su oficio de homeópata. Sobre todo, merece destacarse su pasión por el Evangelio de Jesucristo que lo llevó constantemente a exponerse a persecución y amenazas de muerte por parte de los enemigos de la fe.[4]
Otra particularidad importante en el caso de Chile, es que, en 1909, fue uno de los pocos países que tuvo un avivamiento espiritual dentro de las filas de las iglesias protestantes de aquella época.
Sabemos que el siglo XX fue la época en que el pentecostalismo creció a pasos agigantados, llegando a sobrepasar en número a las antiguas iglesias protestantes. Al mismo tiempo, se fue formando una cultura pentecostal que tiene sus propias tradiciones, formas de ser, sentir y expresarse, las cuales el pueblo pentecostal tiende a perpetuar con poca autocrítica, especialmente, las generaciones mayores.
Hoy en día, el pentecostal, valora su identidad pentecostal como un orgullo y satisfacción en sí mismo, casi como un nuevo sentimiento de superioridad frente a otras confesiones cristianas. Parece que consideraran que el Espíritu Santo está en mayor medida con quien se declara pentecostal frente a quien es un cristiano no pentecostal, olvidándose que la persona llena del Espíritu de Dios se caracteriza por una vida que continuamente se rinde más a Cristo y que lleva el fruto del amor manifestado en su carácter y santidad de vida.
En el pentecostalismo, y especialmente en el chileno, que es el que más conozco, se da una gran importancia a las formas externas. La forma de uso del espacio dentro de los templos, el concepto de altar que se le da a la tarima, la vestimenta: falda larga para las mujeres, terno (NdR: traje) para los hombres. Las melodías e instrumentos que se tocan, la forma de predicar dentro del templo o en la calle, las expresiones del lenguaje que son características de los hermanos entre ellos (frases clichés), las formas espirituales que se consideran deseables, lo que se espera que ocurra para calificar que el culto (la reunión) estuvo buena (o "poderosa").
Todo lo anterior, al pentecostal promedio le cuesta reconocer que se trata de su cultura porque ha llegado a sacralizar esas expresiones, despreciando otras. Se ha llegado al punto de constituirse un paradigma pentecostal bastante rígido lo que nos lleva a la paradoja que el pentecostal promedio no está siendo una persona dirigida por el Espíritu Santo.
También están las iglesias de raíz pentecostal o carismático que se renovaron en sus formas litúrgicas, la música, el vestuario, es decir, en todo lo externo y pueden caer en el error de confiarse de que hicieron un cambio positivo, pero en el fondo siguen con la misma tendencia a confundir la acción del Espíritu con preferencias personales, y teniendo el mismo peligro de descuidar el llamado a la santidad y formación del carácter de Cristo.
El evangelio se expandió tremendamente gracias al mover pentecostal, pero en las últimas décadas todas las variantes del pentecostalismo se han anquilosado en formas humanas, estamos frente al dilema de que tenemos un regreso al Espíritu de Dios para depender de Él en todo, o nos adueñamos de un sistema religioso con muchas formas culturales, pero sin esencia.
Hay un conflicto humano que hoy la sicología está exponiendo llamado "Disonancia cognitiva"; esta es la situación cuando la persona afirma creer algo y su conducta hace otra cosa. Por tanto, se está investigando cuáles son los mecanismos que las personas ocupan para enfrentar esa contradicción. Es un conflicto tan común como cuando alguien rechaza la mentira en otros, pero ella misma miente. Hoy el pentecostal promedio está enfrentando su disonancia cognitiva de decir que cree en la persona del Espíritu Santo y su acción en la vida, pero no tiene una relación viva con Él, ni busca la santidad. Este es un problema que, como podemos percibir, no es exclusivo de los pentecostales, sino que de toda denominación cristiana: la distracción que ejercen las formas externas y los gustos rituales de cada uno, ante la necesidad profunda de ser guiados por el Espíritu de Dios en todo, porque “No es con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová” y “Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”.
Además, sabemos que estando en Dios, toda dificultad o crisis es una oportunidad para hacer las cosas bien. Los pentecostales pueden volver a ser personas del Espíritu y aún los cristianos que no se identifican como tales, pueden y deben ser también personas santas, consagradas a Dios y dirigidas por Su Espíritu.
Que nuestras preferencias de cómo vivimos el cristianismo en nuestras iglesias, no se constituyan en obstáculo para lo que el Señor quiere hacer, más que con nuestras iglesias locales, con todo su pueblo en este tiempo. Recordemos que El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente y ese Espíritu de Dios es el único que nos guía a toda verdad.
Confiamos que Dios no ha dejado de hablar a su pueblo y lo ha de llevar a una nueva renovación espiritual, así será.
***
*** Notas:
[1] Ethos: Es la forma de ser colectiva de un grupo humano, se compone de costumbres, valoraciones y actitudes que determinan gran parte de la conducta colectiva.
[2] Se trata de la versión Reina-Valera 1862. Paradójicamente la traducción del español Casiodoro de Reina fue más difundida en Latinoamérica que en su país de origen, sentando las bases de la fe evangélica de la América hispano parlante hasta hoy. Para más información ofrezco el artículo: “Casiodoro De Reina: Un fugitivo que nos dejó el mayor tesoro” solicitándolo al correo: rubensaraviac@gmail.com
[3] Hermano lego se les llama a los miembros de órdenes monásticas que no son sacerdotes, sino que sirven en labores de apoyo a los monjes.
[4] Más información sobre él en el libro de su bisnieto Alejandro Canut de Bon: Juan Bautista Canut de Bon: el pastor que dejó un nombre. Y en la Tesis de Alejandra Díaz: Testimonio de Juan Bautista Canut de Bon: Una Voz Disidente en el acercamiento popular del Evangelio Cristiano en Chile de 1890.
Rubén Saravia Contreras
Licenciado en Historia, Universidad de Chile
Ministro Ordenado por Las Asambleas de Dios
Correo: rubensaraviac@gmail.com
Mayo de 2023
© 2023. Este artículo puede reproducirse siempre que se haga de forma gratuita y citando expresamente al autor y a ACTUALIDAD EVANGÉLICA. Las opiniones de los autores son estrictamente personales y no representan necesariamente la opinión o la línea editorial de Actualidad Evangélica.
| Otros Artículos de Rubén Saravia |
|---|
