CARTA ABIERTA A NICK VUJICIC / por JORGE FERNÁNDEZ
Gracias, Nick, por tu “abrazo” amoroso a España
Mi foto con Nick, el pasado jueves
(JORGE FERNÁNDEZ, 03/10/2022) Gracias Nick, por venir a España. Por ayudarnos a las iglesias evangélicas de este país como tú lo has hecho: con generosidad, con humildad, con simpatía, con compromiso. Sí, compromiso. Porque las circunstancias hicieron que tu “tour europeo” al final solo haya ha sido un “tour español”, pero no te importó. Mantuviste tu palabra con nosotros y viniste igual. Porque pensaste que España merecía la pena. Gracias.
Gracias por la paciencia y la entrega con que atendiste a los medios de comunicación en la rueda de prensa del jueves. Gracias por ir más allá de lo acordado y conceder tantas entrevistas a pesar del cansancio y el efecto del jet lag. Sin un mal gesto. Manteniendo tu pasión y tu sonrisa cada vez que la luz roja de la cámara se encendía. Respondiendo con paciencia infinita, una y otra vez, a las mismas preguntas de distintos periodistas, haciéndoles sentir a todos únicos y especiales.
Gracias por tus muchos abrazos, por tantas fotos con desconocidos, que tú mismo ofrecías; por tus palabras amables y de reconocimiento hacia las iglesias, los pastores, los artistas, los patrocinadores, las autoridades, y hasta el último de los voluntarios que pusieron de su parte para que todo saliera bien.
Gracias por las conferencias #Stopbullying en el Colegio Vallmont (el viernes) y en el Palacio de Congresos (el sábado por la mañana), donde animaste a más de 3.000 estudiantes a plantarle cara a los acosadores y decir no al acoso escolar y a las discriminaciones. Gracias por mirarlos a los ojos con amor y recordarles que “son valiosos tal como son”, “que deben amarse a sí mismos y respetar a los demás”; que “con fe en Dios y un día a la vez” todo lo pueden; “que todos son diferentes y que no tienen que dejar de serlo para ser aceptados”. Gracias por mostrarte vulnerable, humano, frágil… por recordarles que “todos necesitamos a veces a alguien que luche por nosotros”; que “todos pasamos momentos de depresión”, pero que “nunca deben rendirse”, que pueden apoyarse en las personas que de verdad los aman… Y gracias por ilustrar todos esos consejos con tus experiencias personales, todas tan impactantes.
Gracias también por poner dinero propio, de vuestra organización en los EEUU, para contratar espacio en una TV privada española (que nosotros no podríamos haber pagado) para que la conferencia “Vivir sin límites” del sábado por la noche, donde compartiste con pasión el mensaje de esperanza del Evangelio, fuese transmitida en señal abierta por la TDT y llegase a millones de personas en toda España. Eso excede lo que habías acordado con la organización local y lo recibimos como una muestra más de tu compromiso y generosidad para con la obra evangélica en nuestro país.
¿Sabes lo difícil que es conseguir que la TV y la prensa española se hagan eco de los esfuerzos y contribuciones al bien común de los cristianos evangélicos en este país? ¿Sabes que los principales medios de comunicación en España no nos cederían espacios ni siquiera pagándolos? ¿Sabes que cuando los medios de comunicación en España citan a los cristianos evangélicos, casi siempre lo hacen con un enfoque negativo, reforzando los prejuicios históricos que pesan sobre nosotros por la alargada sombra de la Contrarreforma?
Precisamente, hace unos días, en una jornada sobre “Libertad Religiosa e Inclusión” celebrada en una prestigiosa Universidad pública española a la que fui invitado como ponente, me referí a esa realidad. Y también dije lo siguiente: “No hay forma más sutil de exclusión que la invisibilidad a la que nos condenan a los evangélicos los medios de comunicación en España”.
Sin embargo, tú has conseguido que dos televisiones, una privada y otra pública, se hicieran eco del testimonio de tu fe en Dios y tu esperanza, de forma positiva, con máximo respeto y sin caricaturizarlo, en sus principales telediarios, en horarios de máxima audiencia. ¡Gracias por eso!
Gracias por tu exquisito trato con las autoridades de Gobierno y de otras instituciones que estuvieron presentes en las conferencias #Stopbullying. Y perdónanos por no haber conseguido convencer al Alcalde de Madrid para que el Ayuntamiento de la ciudad anfitriona también estuviera presente en un evento de tanta importancia. El Alcalde ni siquiera se dignó a responder a nuestra invitación. No sabemos si es que la lucha contra el bullying le interesa poco a nuestro Alcalde, o si estamos ante un nuevo episodio de discriminación manifiesta y desprecio hacia la comunidad evangélica. No sería la primera vez. Es igual. Seguiremos orando para que el Señor lo bendiga y tenga misericordia de él. Como tú bien aconsejabas a los niños, “no tienes que hacer ningún esfuerzo por agradar a quienes no quieren ser tus amigos. ¡Ellos se pierden de disfrutar de una magnífica amistad!”. Y lo que es cierto contra el acoso escolar, también me parece válido para el ninguneo institucional.
Gracias también por recordarnos con tu ejemplo, sin proponértelo, que “evangelizar” (compartir las buenas noticias del evangelio) es mucho más que explicar “las cuatro leyes espirituales”; que leer un pasaje de la Biblia, llamar a los oyentes al arrepentimiento y concluir con la oración del pecador. Que hay formas de “evangelizar sin palabras”, sin mencionar a Dios ni a Jesucristo todo el tiempo, sobre todo en ámbitos públicos donde la gente nos invita a otra cosa o no está familiarizada con nuestras costumbres evangélicas. Parece que hay evangélicos que no entienden eso. He leído algunas críticas en las redes sociales (muy pocas, felizmente) de “hermanos” que consideran poca cosa las conferencias #Stopbullying. Que creen que decir a unos niños que pueden estar sufriendo las consecuencias del acoso escolar “no te rindas”, es “poco evangelístico”. No sé qué pensarán cuando leen el libro de Ester, por ejemplo, donde no se menciona ni una sola vez a Dios (mucho menos a Cristo), y sin embargo no hay un solo libro en la Biblia en el que se evidencie más y mejor el amor y la Providencia divinas, y el cuidado de Dios para con los que confían en él.
Tenían que haber estado en esas conferencias cuando hablabas a los niños de pedir perdón, de perdonar y de perdonarse a sí mismos. Del poder del amor. De amar y de amarse. De su dignidad inherente por ser personas únicas y valiosas. Tenían que haber visto la atmósfera solemne y emotiva creada entre alumnos y profesores; de niños abrazándose y conjurándose a no permitir el acoso escolar ni las faltas de respeto entre ellos. No les hablaste mucho de Dios: pero les mostraste mucho a Dios. Como tampoco les hablaste de “resiliencia”, pero les mostraste el significado de esa palabra, tan de moda y tan difícil de entender para un niño acomplejado o víctima de acoso, mejor que cualquier erudito. Personalmente, hacía tiempo que no sentía la presencia de Dios, tan palpable y real, como en esos momentos en que hablaste a esos miles de escolares.
Por último, gracias por ayudarnos a las iglesias evangélicas de España a salir del letargo postpandémico que nos ha encerrado en nuestros templos, que nos ha desmovilizado e impactado más de lo que somos capaces de reconocer. Necesitábamos ayuda para salir juntos al espacio público y tú y tu equipo nos habéis ayudado con un buen empujón. ¡Gracias!
Como dijeron Pablo y Estefany al despedir la última conferencia este sábado, “nunca olvidaremos lo que hemos visto y oído en estos días”. Sus palabras nos representan a muchos.
Estamos seguros de que la semilla sembrada no quedará sin fruto. Y esperamos que muy pronto, como dijiste en reiteradas ocasiones, puedas volver a visitarnos. España -el país 77 en tu trayectoria internacional- ya es tu casa. Dios te bendiga a ti y a tu preciosa familia.
Gracias y hasta pronto.
Jorge Fernández – Madrid, 3 de octubre de 2022
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