LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS - POR JUAN MANUEL QUERO
La Edad Moderna y «el Renacimiento de la Biblia» (III)
Continuamos con una nueva entrega de esta interesante serie titulada "La historia de la Iglesia a través de los avivamientos", a cargo de Juan Manuel Quero Moreno.
El alemán Johannes Gutenberg (1400-1468), utilizando los conocimientos que ya existían para realizar impresiones, inventó la imprenta con tipos móviles, que sería base de la imprenta moderna. El Renacimiento y la Ilustración, así como la Reforma Protestante, hubieran sido diferentes sin esta aportación que sin duda, en el tiempo de Dios, sería un recurso fundamental para dar a conocer el Evangelio.
Imagen: Cordon Press.
(JUAN MANUEL QUERO, 04/05/2022) | Serían muchos los nombres acuñados para explicar todos los desarrollos teológicos que se darían bajo los acontecimientos de la Reforma del XVI en este contexto de avivamiento o avivamientos. No obstante, hay que tener presente que en esta época, y en los próximos años, también existirá cierto «nicodemismo», término que se atribuye a Calvino para hablar de los hombres y mujeres que para evitar la persecución, no se identificaban públicamente con los nuevos movimientos espirituales que se centraban en la Palabra de Dios.[1]
Me atreveré a escoger algunos de los más destacados. Estos se arraigan en la Historia del Protestantismo como una proclamación historiográfica de la fe de un pueblo que tenía como credo la Palabra de Dios.
Antes de mencionar algunos, quisiera destacar el papel de uno de los más sobresalientes reformadores y teólogos de la Reforma, el suizo Ulrico Zwinglio (1484-1531), que aun teniendo sus seguidores no funda iglesias históricas en el sentido calvinista o luterano, pero sería clave en el contexto de la Reforma,marcando una doctrina bien equilibrada y muy pragmática en su enfoque y cuidado del pueblo protestante[2].
El Luteranismo iniciándose en Alemania señalaría las enseñanzas de Lutero, quién fue uno de los padres más importantes de esta Reforma. Luteranos serían aquellos que le seguirían, existiendo hoy iglesias luteranas en muchos países del mundo.
El Calvinismo es originado por el francés Juan Calvino (1509-1564) que tendría fuertes repercusiones, creando un buen número de seguidores e iglesias calvinistas por todo el mundo, especialmente en Suiza y Francia. Hugonotes sería el nombre dado a los protestantes franceses con una influencia destacada de las enseñanzas calvinistas.
El Arminianismo indica las enseñanzas y doctrinas del teólogo de Utrech, Jacobo Arminio (1560-1609) y de sus seguidores. Este destacaría por desarrollar una línea diferente, a lo referente a la predestinación calvinista.
El Anglicanismo surgiría de una forma distinta, pues no fueron tanto los principios bíblicos los que llevarían a sus inicios, sino la decisión de Enrique VIII (1491-1547) de separarse del gobierno eclesiástico del papa de Roma; no obstante, las cosas cambiarían después. El Puritanismo surgiría de esta iglesia en tiempos de la Reina Isabel I. Buscarían --simplificando mucho-- una línea más acorde a la Reforma, separándose así de las enseñanzas romanistas y del institucionalismo férreo inglés.
El Anabautismo (etimológicamente, no bautizadores) como parte de la expresión de la «Reforma Radical» del siglo XVI, acentuaban la práctica de la fe y no solamente las cuestiones dogmáticas. Aplicarían, a pesar de todas las reacciones contrarias, las enseñanzas de la Biblia, creando una revolución en diferentes estamentos sociales. Se llamaban así porque bautizarían solamente a adultos, (no bautizaban niños) por entender que la Biblia enseñaba claramente que el bautismo era para creyentes; es decir, antes habría que hacer confesión de fe y esto no podría hacerlo un bebé.
Estos movimientos y estas formas de entender las nuevas directrices que se basaban en la Biblia producirían cambios en todos los ámbitos sociales; pero, todo ello con una base renovadora que en medio de tantos problemas requería un avivamiento genuino.
Estos nuevos caminos de pensamiento y de acción, no se daban de forma perfecta y sin oposición. En la efervescencia del impulso que da la Palabra de Dios se darán también muchos errores y una fuerte oposición, un tipo de «anti-avivamiento», y toda una Contrarreforma que en el siglo XVII no podrá evitar nuevos avivamientos en diferentes partes del mundo.
En las filas de los mismos protagonistas de la Reforma surgirían enfrentamientos; y del nuevo ajuste y adaptación del mudo se producirían, incluso, guerras de religión como sería la que se libró en la Europa Central, la Guerra de los 30 Años» (1628-1648), que finalizaría con la Paz de Westfalia, dejando una Europa diferente.
Todo ello, así como cualquier avivamiento y, para decirlo en pocas palabras, no se da en una autopista de bienestar y aislados del mal y del pecado; pero sí conllevará la conversión de muchos hombres y mujeres que depositarán su confianza en Cristo a pesar de los movimientos beligerantes, de aquellos que siempre intentarán luchar por el poder del mundo o de «su mundo».
Esta semilla forma parte del «hombre caído», que mientras existamos estará presente. La decisión de una vida en Cristo, frente a todo este embate del mal, llevará a una vida diferente y abundante en la que el Espíritu Santo restituirá y traerá los medios que son necesarios para estar edificando para la eternidad: «Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33).
Al analizar esta parte de la historia quizás quepa una pregunta: ¿cómo podemos valorar «las guerras de religión» tanto entre los pueblos o sociedades, como las que son más internas y que podrían darse en el seno de la misma institución eclesiástica?
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Notas:
[1] El «nicodemismo» se basaría en el pasaje bíblico, que se encuentra en el evangelio de Juan capítulo 3, donde un hombre con un alto estatus social y reconocido como uno de los principales judíos, invita a Jesús a tener un encuentro con él. Lo hace de noche para que fuese más difícil identificarlo. En este texto de la Biblia se expone lo que hay que hacer para ser salvo, y Nicodemo tendrá que tomar la decisión más importante de su vida. Es en este contexto don se pronuncia uno de los versículos más conocidos de la Biblia: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).
[2] Cf. Alberto Di Mare. Zwinglio. [En línea] Disponible en: http://historiadelaiglesiaalbertodimare.blogspot.com/2009/09/zwinglio.html
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
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