LA HISTORIA DE LA IGLESIA A TRAVÉS DE LOS AVIVAMIENTOS - POR JUAN MANUEL QUERO
La Edad Moderna y «el Renacimiento de la Biblia» (I)
Continuamos con una nueva entrega de esta interesante serie titulada "La historia de la Iglesia a través de los avivamientos", a cargo de Juan Manuel Quero Moreno.
En esta figura se aprecia un fragmento de la escultura da Vinci, con su «Hombre Vitruviano», que tendría significaciones muy relacionados con la obra de Dios. (Fragmento de la escultura de Leonardo Da Vinci, por Luigi Pampaloni, 1839. «Diario de Mallorca»: «Hacia el ADN de Leonardo da Vinci» [Consultada el 7 de marzo de 2022])
(JUAN MANUEL QUERO, 08/03/2022) | Llegamos a lo que los historiadores suelen llamar «Edad Moderna» o «Modernidad». Aterrizamos en este tiempo con un aporte ingente y de gran riqueza en recursos humanos; hombres y mujeres que durante la Baja Edad Media lucharían por una relación genuina y sincera con Dios.
En su propósito de resaltar «Las Escrituras» muchos de ellos invertirían sus vidas, incluso llegando a ser sacrificados por ello. Se ha distorsionado bastante lo que deberíamos de tener presente cuando hablamos de la Reforma Protestante, que es tan significativo en el inicio de nuestra Modernidad. Por ello, antes de seguir, creo que es importante dedicar unas líneas para aclarar algunas cuestiones.
El movimiento intelectual que se daría en el Humanismo, con todo lo que supuso el Renacimiento, estaría totalmente interrelacionado con la Reforma Protestante y el devenir histórico que supuso un avivamiento transformador del Espíritu Santo. En ello intervendrían no solamente teólogos, sino artistas como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, y filósofos como Pico della Mirandola y Erasmo de Rotterdam; además de los destacados teólogos de este tiempo. |
Las cinco y famosas «solas» como resumen enfático de la Reforma Protestante, hay que entenderlas en un contexto mucho más amplio, pues, en su comprensión más literal podríamos llegar a cierta heterodoxia, que incluso movimientos actuales estarían dispuestos a suscribir a pesar de que estas enseñanzas fuesen contrarias a lo que se enseñaba en aquel tiempo. Cuando afirmamos: «Sola Scriptura, solus Christus, sola gratia, sola fide, soli Deo gloria», se están apuntando 5 temas muy destacados en el movimiento evangélico[1] de este tiempo, y que el protestantismo señalará como muy importante. Pero, las «cinco solas» nunca tendrían que estar totalmente solas, especialmente fuera de su contexto, que el autor o autores de este enunciado acuñaron en una época muy posterior a este inicio de la Modernidad.
La Biblia tampoco podría estar sola para guiar al hombre, sino que también sería necesaria la proclamación de ésta, la distribución y la obra del Espíritu Santo para tocar vidas, pues de otra forma estaríamos exponiendo un tipo de «papa de papel», como diría el teólogo Karl Barth al explicar la importancia de la Biblia en su centralidad adecuada, es decir, estando rodeada de todo aquello que la fe cristiana requiere para no llegar a convertir la Biblia en un tipo libro mágico o de formulaciones puramente normativas.
La misma formulación de «cinco solas» ya nos da la idea de que no están tan solas cada una de ellas, pues son cinco, no una sola. Solamente Cristo, para ser salvos; pero, si bien aquí el énfasis es como mediador entre Dios y los hombres, como nos resalta la Biblia en muchos textos[2], lo cierto es que también hay que añadir la importancia del Padre y del Espíritu Santo, pues la teología cristiana de este tiempo era trinitaria. De la misma forma tendríamos que entender y explicar esta síntesis, tan descarnada de contexto, que puede malinterpretarse de muchas maneras.
Perter Voth. «The Five Solas of the Reformation»the Reformation». Missional Wear, 2017.[En línea]. [Consultada el 7 de marzo 2022]. |
Por otro lado, tampoco debemos de quedarnos con la idea de que la Reforma Protestante surgiera el 31 de octubre de 1517, aunque en historiografía seamos muy dados a poner fechas concretas para clasificar etapas y exponer acontecimientos. Esta fecha se utiliza para ello, ya que es el día en que Martín Lutero clavaría sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Todos los Santos de Wittenberg, también conocida como la iglesia del Palacio.
Si bien esto supuso una inflexión importante, hay que tener en cuenta que estas 95 tesis se referían especialmente a las indulgencias y abusos papales; pero, serían muchos hombres y mujeres lo que expondrían los principios fundamentales que basados en la Biblia serían fundamentales en este devenir histórico y humano.
Antes de que Lutero expusiera dichas tesis ya lo hizo también el teólogo Karlstadt (1486-1541), coetáneo y cercano a Lutero y a Thomas Müntz, que en septiembre de 1516 escribiría sus 156 tesis (un año antes de que Lutero expusiera sus 95 tesis), por lo que también sería excomulgado por el papa León X. Este sería otro, entre muchos, que en esos años impulsarían la fe de forma magisterial, pero también radical, siendo vehemente en aplicar los principios bíblicos.
El teólogo y pastor evangélico, José Luis Velazco Medina diría: «El viento reformador del Espíritu Santo y cristianos comprometidos con la Palabra de Dios hicieron posible la Reforma Protestante del siglo XVI»[3]. Pocos hablan del papel del Espíritu Santo; pero, vemos notablemente que su acción sería fundamental. Los personajes más destacados en los diferentes escenarios de la Reforma, así como en otros acotamientos históricos que tanto se resaltan pueden llevarnos al error de creer que la Reforma Protestante fuera el invento o la audacia de unos pocos hombres.
Es por ello por lo que hemos de tener una mira mucho más amplia, pues serían multitud de mujeres y de hombres, a veces incluso de personas que no se definirían ni como católicos ni como protestantes, los que serían usados por Dios para orquestar un gran avivamiento en este siglo XVI, que se conocería como la Reforma Protestante, aunque también el nombre tendría que ser repensado y analizado.
La transversalidad que proyectará la Biblia se debería a lo que yo llamaría el «Renacimiento de la Biblia», verdadero protagonista de este tiempo. Como comento en mi libro «Vigencias y valores de la Reforma Protestante», el mismo Lutero sería quien apuntaría: «Yo nada hice: La Palabra lo hizo todo»[4].
Tristemente el humanismo se ha etiquetado desde diferentes corrientes cristianas como algo antagónico al cristianismo; pero, en realidad, la Reforma Protestante es muy difícil de entender sin el humanismo. No podemos descarnar lo espiritual de lo que tiene que ver con la fe cristiana, de lo que implica todo aquello que es tangible, pues el Espíritu de Dios se muestra en todo aquello que forma parte de nuestras vidas.
El Espíritu Santo no es irracional sino todo lo contrario, aunque no todo lo podamos entender. Desde el inicio del universo, según descripción bíblica, el Espíritu de Dios aparece por primera vez sobre lo tangible poniendo orden y vida: «La tierra estaba desordenada y vacía, las tinieblas cubrían la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas» (Génesis 1:2). Pocos hablan del papel del Espíritu Santo, pero vemos notablemente que su acción sería fundamental.
El humanismo y el espiritualismo irían en este tiempo cogidos de la mano, a pesar de que en ese humanismo unos rechazaran a Dios; pero, otros profundizarían en la fe creciendo y testificando de una forma auténtica y personal. Se produjo, lo que yo entiendo más bien como un avivamiento reformador y transformador, tanto en la vida de los creyentes como en el desarrollo de los estados y formaciones sociales de Europa, y posteriormente de una gran parte del planeta.
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Notas:
[1] Prefiero usar aquí el término «evangélico» porque ya existían muchas creyentes que, basados en los evangelios, hablaban de la importancia de estas verdades, en sus correctos contextos, y todavía no había surgido el nombre de «protestante», ya que esto ocurriría posteriormente.
[2] «Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre» (1ª Timoteo 2:5).
[3] «El viento reformador del Espíritu Santo y cristianos comprometidos con la Palabra de Dios hicieron posible la Reforma Protestante del siglo XVI» / Disponible en: «Lupa Protestante» [Consultada el 22 de agosto de 2021]
[4] Juan Manuel Quero Moreno. Vigencias y valores de la Reforma Protestante. Málaga: 1ª Edición, abril del 2017. Impresión: Read On Time, Sevilla, p. 29.
Autor: Juan Manuel Quero Moreno
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