MISIÓN GLOCAL (GLOBAL Y LOCAL)
¿Quién es el más importante?
(CARLOS SCOTT, 14/03/2013) | “¿Qué venían discutiendo por el camino? Ellos se quedaron callados, porque en el camino habían discutido entre si quien era el más importante.” Mr. 9:33-34
¿Cuál fue la respuesta de Jesús?
Elaboró una parábola dramatizada. “Entonces Jesús se sentó, llamó a los doce y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos” Mr.9:35-36. Acto seguido: Tomó a un niño y lo puso en medio de ellos. “Abrazándolo, les dijo: El que recibe en mi nombre a uno de estos niños, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, no me recibe a mí sino al que me envió” Mr. 9:37.
La ubicación del niño en medio del grupo describe su forma de pensar. Lo abrazó. La enseñanza de Jesús esta centrado en dos movimientos: sentarse y abrazar. Jesús se sienta y enseña. Jesús toma a un niño y lo abraza. No descarta a sus discípulos. En estos dos movimientos Jesús muestra la paciencia que tiene con nosotros y nos recuerda como debe ser nuestra actitud de servicio: no hacer nada por egoísmo o vanidad, ser humildes considerando a los demás, velar no solo por mis propios intereses sino también por los intereses de los otros, servirles, amar, abrazarlos, recibirlos y brindar oportunidades.
El Señor esta presentando un modelo que tiene que ver con la sencillez, humildad y pequeñez. Jesucristo nos presenta un modelo que denota quién es el enviado de Dios. Es esta persona-niño. “Les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán en el
Para los religiosos de esa época el
Este mensaje es para los adultos. Jesús, corrige los valores y la conducta contraria al reino. No tener en cuenta a los niños significa no tener en cuenta a los débiles y desprotegidos. Seguramente las comunidades eclesiales de esa época podían tener los mismos problemas que tenemos hoy. ¿Cómo manejar “el poder” en nuestras relaciones eclesiales sociales? Los niños nos recuerdan lo que fuimos antes de llegar a lo que somos ahora. A veces somos prepotentes y demasiado confiados en nosotros mismos.
Seguir a Jesús implica no quedarnos detenidos en nuestra manera de privatizar la misión. La misión no tiene dueño y no es un capital privado. La misión es de Dios y nosotros solo instrumentos donde se nos invita a participar de ella. Marcos da el antídoto y la respuesta al problema (Mr. 10:15-16). Debemos arrepentirnos y cambiar. Sentir dolor y vergüenza. Recibir el reino de Dios como niño. Volvernos pequeños, humildes y sencillos.
Preguntas para la reflexión:
¿Qué pienso y siento cuando entiendo que me debo volver humilde, sencillo y pequeño? ¿Qué es la humildad, simplicidad y pequeñez? ¿Son otros una amenaza para mí? ¿Por qué? ¿Qué implica recibirlos, abrazarlos y bendecidlos?
¿Tiene que ver nuestro modelo con el triunfalismo, status, fuerza, poder, resultados y autosuficiencia? ¿Cómo manejar “el poder” en nuestras relaciones eclesiales sociales?
¿Qué es lo que debe ser evidente en nuestra vida cuando servimos en la iglesia y comunidad o cuando vamos a servir entre los pueblos menos evangelizados? ¿Cómo es nuestra forma de actuar cuando vamos a servir en otra cultura y etnia?
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