CONFLICTOS
Guerras en el siglo XXI: una lucha por el caldo de la vida
Asia, Europa y África soportarán en el futuro un gran estrés hídrico; es decir, la demanda de agua será muy superior a la oferta por lo que su correcta gestión se convertirá en prioritaria
CRISIS HUMANITARIAS. La población de los países en vías de desarrollo es la que más sufre la escasez de recursos hídricos para consumo en el hogar. La falta de infraestructuras para la extracción, la dificultad de acceso a las fuentes y los manantiales y la utilización mayoritar¡a de agua para la agricultura hacen que la destinada al consumo humano represente un porcentaje muy pequeño del total. /Reuters |
(EL MUNDO/MARTA MEDINA, 22/03/2011) Sin agua no hay vida. Sin saneamiento sólo quedan enfermedades y subdesarrollo. Faltan tan sólo cuatro años para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre ellos, lograr reducir a la mitad la población mundial que no tiene acceso al agua, unos 1.100 millones de personas, actualmente.
Además, en pleno siglo XXI, parece inaceptable que todavía mueran de diarrea 1,8 millones de niños cada año por consumir agua no potable. Y todo ello en un marco geopolítico en el que los países emergentes empiezan a copar los primeros puestos de las listas de desarrollo anual.
«Para el progreso de una región, el agua es un elemento básico», explica María Neira, directora del Departamento de Salud Pública y Medio Ambiente de la Organización Mundial de la Salud. «Para la fabricación de un coche, por ejemplo, son necesarios
Por otro lado, mientras los países del Primer Mundo han dilapidado sus reservas a lo largo del último siglo, ahora empiezan a tomar conciencia y piden a estas nuevas potencias que sigan sus directrices medioambientales, lo que también significa frenar su crecimiento económico.
Además, a esta necesidad se suman otros factores como el calentamiento global, un factor determinante en la disminución de los recursos hídricos. Las aguas subterráneas se evaporan y los ciclos lluviosos desaparecen y son sustituidos por sequías e inundaciones intermitentes.
A esta disminución de los recursos también hay que añadirle el crecimiento de la población, que en un futuro colocará a Asia, Europa y África como las regiones con mayor estrés hídrico, con una demanda que superará ampliamente la oferta disponible.
«Para la fabricación de un coche, por ejemplo, son necesarios |
Según el último informe de Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos hídricos en el mundo, en 2025 los habitantes de Oriente Medio y el Norte de África sólo podrán acceder a 460 m3 de agua al año, 14 veces menos que la media mundial actual. Con estas cifras, no es de extrañar que las zonas más conflictivas se encuentren en dichas regiones. El Cuerno de África, una de las zonas más deprimidas del planeta, se ha convertido en las últimas décadas en un avispero de conflictos por los pozos, acuíferos y zonas de pastoreo.
Pakistán e India, por otro lado, han alternado periodos de cooperación pacífica con conflictos armados para hacerse con las cuencas de los ríos Indo, Jhelum y Chenab. En China y Sri Lanka, también se han producido revueltas por el difícil acceso a las distintas fuentes de agua.
Sin embargo, según vaticinan expertos como Hosny Khorda-gui, director del programa de gestión de agua en los estados árabes del Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, la zona de Yemen, Israel, Líbano y Siria se perfila como la más problemática, en parte animada por asociaciones radicales.
«Ésta es una zona muy conflictiva, pese a ser muy rica en agua», afirma el catedrático Cesáreo Gutiérrez Espada, de la Universidad de Murcia. «Están ríos como el Tigris, el Éufrates, el Litani y el Jordán, pero ha habido un gran crecimiento urbano, que ha provocado el incremento de las explotaciones agrícolas y el consumo de agua», analiza.
«Y, si a eso le sumamos el proyecto de Turquía de la gran Anatolia y una disminución de los recursos en Irán o en Irak, tenemos un polvorín a punto de estallar», admite.
Escasez, el gran talón de Aquiles en los países del Tercer Mundo
En los estados plenamente desarrollados, el gesto de abrir la llave de paso significa litros y litros de agua de forma inmediata. Los gobiernos, previsores ante la crisis que se está fraguando, intentan concienciar a sus ciudadanos contra el despilfarro del –cada vez más preciado– bien. Sin embargo, no siempre, o mejor dicho, no en todo el planeta es igual.
Casi dos millones de niños mueren anualmente debido a enfermedades relacionadas con el agua sucia, más de un 70% de las personas sin acceso a agua tratada sobrevive con menos de dos dólares diarios y, casi la mitad, con menos de uno. En algunas regiones de Yemen, sus habitantes sólo pueden acceder al agua una vez cada seis semanas. Además, muchas veces el problema no es la escasez de fuentes, sino la ausencia de medios para explotarlas.
Por ejemplo, en Etiopía, un 33% de las perforaciones mecanizadas no funcionan y no pueden extraerla, dejando a gran parte de sus habitantes sin acceso a los manantiales subterráneos.
Fuente: EL MUNDO